El Despertar Uruguayo centra su propósito en el despertar de la conciencia colectiva del uruguayo; dadas las condiciones de país pequeño, con un alto nivel cultural y de alto sentido ético en lo colectivo, el Uruguay se convierte en un crisol para el desarrollo del hombre y su entorno ecológico.

Con el apoyo de un colectivo y cierto sentido de superación, el cual pretendemos contagiar a todos nuestros visitantes, deseamos crear las directrices  para un proyecto destinado al  despertar de la conciencia; es decir, cambiar significativamente nuestra forma de pensar; cambiar profundamente nuestras relaciones con otros seres humanos, con nuestro entorno, y con nosotros mismos.

Esto se logra a través de ciertas directrices, ciertas conductas, seguido con el más sincero deseo de superación y austeridad. Tales directrices serán expuestas a lo largo de este conglomerado de páginas. Para ello, buscaremos el apoyo de diferentes personalidades, instituciones, lecturas, obras, y el mas sincero humanismo posible, sin caer en trivialidades y superficialidades no cónsonas con este propósito.  

Históricamente, nuestra civilización se encuentra en la cúspide del desarrollo y de la era industrial, pero toda cúspide supone un abismo circundante. Este se manifiesta en una crisis tanto institucional (encontramos crisis en los sistemas de asistencia social, crisis en las escuelas, en las instituciones, hospitales, y en el sistema financiero Internacional) como energética cada vez mayor; no podríamos seguir confiando indefinidamente en energías no renovables: en otras palabras nos estamos quedando sin energía barata. Hemos llegado a un punto de inflexión con respecto a la ecología; simplemente la naturaleza no tolerará por más tiempo el constante ataque sistemático de desperdicios, gases, químicos, contaminantes, etc. a su biosfera y a su diversidad ecológica. Todo ello nos lleva a una "crisis en la más elemental  y frágil de las estructuras: la personalidad."

Esta crisis de personalidad, la vemos en todas las sociedades actuales de países desarrollados, subdesarrollados o en vías de desarrollo. Es decir, es una crisis inherente a nuestra civilización. Y si queremos realmente cambiar nuestras sociedades caducas, pues ya se vuelven sofocantes tanto el sistema establecido como sus instituciones y condicionamientos, debemos cambiar nuestro sistema de valores, cómo hacer las cosas, nuestra forma de actuar y pensar: debe cambiar el individuo.

    El ser humano es más que una forma de vida, somos criaturas con la posibilidad de cambiar nuestro entorno, con capacidad de pensar y lo más importante podemos cambiar más allá de nuestro cuerpo, porque nuestra evolución no se limita a un cambio genético o físico.

    El verdadero salto evolutivo de nuestra especie sucede cuando se produce el big- bang de la mente, cuando descubrimos la creatividad y la posibilidad de crecer como comunidad, de buscar nuevos horizontes y nuevas tecnologías cónsonas con la naturaleza.