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El uruguayo más importante del mundo: soluciones aquí y ahora

ENRIQUE IGLESIAS | Ponencia en el coloquio "Uruguay: opciones para su inserción en el mundo global"
El uruguayo más importante del mundo: soluciones aquí y ahora

Los servicios representan el 70% del comercio mundial. El país tiene recursos humanos aptos para la tarea

Pero muchos uruguayos prefieren no enterarse. Siguen la posición que fija un dirigente, colorado, blanco, frentista, el que habla diciendo lo que quieren oír, el primer titular, de la lista, del partido, de la coalición, de su preferencia (un hombre que sabe qué hacer como no sea darse maña para conseguir votos).

Puede venir a Montevideo y puede decir todas las verdades y puede proponer lo más sensato (lo excelente y lo estrictamente posible) un formidable especialista en macro economía, como Enrique Iglesias, pero aquel compatriota al cual me refiero, no cambiará una sola convicción. Es el "Rodríguez" del cuento de Paco Espínola: le muestran lo que rompe los ojos y sigue en lo que estaba. Si alguien le cuenta cómo hicieron los países chicos para salir de la miseria y vivir bien, se queda serio y mientras arma su tabaquito responde sin levantar la vista:

"Mágica, eso. ¿Qué me venís con los amarillos?"

Enrique Iglesias conoce el mundo global desde que empezó la mundialización y sabe de América Latina lo que nadie sabe, es el trabajo de toda su vida. Pero no basta. El uruguayo embanderado que llamé "Rodríguez" no cree en nada y "tomó partido"; no le queda espacio para dudar y menos para aprender. Ya dijo a qué fracción pertenece; y le pertenece, se enajenó. Aunque no sepa qué quiere, ni por qué, ni cómo, ni cuándo. Hay mucho compatriota (político y no político de profesión) que está servido; eligió su voto y eso es todo.

Un torcedor no se tuerce, no quiere enterarse y no acepta la realidad; al revés: si algo pretende es vengarse de lo que sucede; está en contra de la verdad, que lo hace sufrir. Pide utopía, ultramundo sin metafísica. Para tan desgraciado sujeto, la verdad se ahogó en la sopa. No le interesa entender; agarra un fierro y sale. ¡Y lo hace por plata!

La presente nota apunta los párrafos principales de la intervención de Enrique Iglesias en el Coloquio realizado el 4 de noviembre en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo; es un monumento.

ESCRIBE IGLESIAS: "En este momento estamos viviendo un período difícil, donde las incertidumbres son mayores que las certidumbres. Esto contrasta con lo que fue la década pasada.

La década de los 90 fue la década más brillante que vivió la economía del mundo capitalista.

Ahora, tanto en el campo político como en el campo de las ideas, se cuestiona la década neoliberal, se cuestiona el Consenso de Washington, se cuestiona lo que se logró y lo que no se logró; estamos inmersos en una respuesta pendular que borra matices; en América Latina ese impulso, cuando se hace ciego, resulta preocupante. En el intento de procurar nuevos activos que se quieren potenciar, pueden perderse los activos ya ganados.

Hay una situación mundial y una situación subregional provocada por el contagio argentino; y es en este encuadre que tenemos que encarar, con modestia, la nueva inserción internacional del Uruguay.

HISTORIA Y FUTURO. Hay tres observaciones de índole histórica a tomar en cuenta:

1) Las economías abiertas son las que han logrado las tasas más altas de crecimiento y la resolución más rápida de los temas sociales e incluso la profundización de la democracia. Eso nos viene desde las ciudades medievales, las ciudades-puerto; y creo que esta es una regla reconocida en todas partes. La apertura al resto del mundo (al comercio y a las ideas) es un instrumento determinante del progreso; y lo estamos viendo operar en países enormes y eminentemente tradicionales, como China, India y Rusia.

Primera conclusión pues: la apertura no es solamente inevitable, es en primer término, la única solución al alcance de la mano, para paliar los problemas económicos, sociales y aún los problemas políticos.

2) El segundo elemento que surge de la observación histórica es que los países que mejor navegan en este mundo internacionalizado son los países flexibles, aquellos que tienen estructuras económicas ligeras, capaces de adaptarse a las profundas mutaciones, que impone el cambio en las tendencias del consumo.

3) En tercer lugar, la mejor defensa, para navegar indemne en un mundo lleno de incertidumbres, es la lucidez, la política interna acordada sobre lo que más le conviene a la economía del país.

Es importante que el Uruguay asuma el momento al cual está enfrentado; y que al asumirlo, consiga el consenso necesario para trazar y cumplir verdaderas políticas de Estado tendientes al bien común.

HABLANDO DE FRENTES. La realidad no se presenta sencilla. Percibo varios frentes que de alguna manera, reclaman atención y victoria.

1) Antes del 2005 habrá que ver qué pasa con el Mercosur; y habrá que tomar una decisión ¿Qué se hace con el Mercosur?

2) Antes del 2005, habrá que definir las negociaciones del ALCA (acuerdo o no, con EEUU y Canadá) y también habrá que definir las negociaciones con la Unión Europea. Son pasos que culminan los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio, en Doha.

El país tiene que pronunciarse y adoptar una política a mediano y largo plazo que resulte coherente, compartida y mantenida.

3) El tema "Servicios" exige atención especial. Los servicios abarcan un 70 % del comercio mundial.

Es importante reconocer que en este sector nuestro país, que tiene una preciosa dotación de recursos naturales, tiene también una preciosa dotación de recursos humanos.

Comparo hechos y situaciones y de la comparación resulta que el país tiene un capital humano excelente en términos relativos, y los recursos humanos son la base de la exportación de servicios. Hay que saberlo y hay que usarlo para encarar esta posibilidad inmensa. El comercio y los servicios a nuestro alcance, deben conforman el primer tema a poner sobre la mesa, al considerar las metas del 2005.

4) La inserción en el mundo financiero es el tema que ha dado las mayores sorpresas en los últimos diez años. Hubo un desplazamiento fenomenal de recursos financieros. América Latina llegó a recibir hasta U$S 100.000:000.000 en un año: 5 % o 6 % del Producto. Pero esa migración se dio en mercados enteramente libres, desregulados, sin una arquitectura normativa que asegurara un mínimo de estabilidad. Eso trajo a nuestra realidad, grandes oportunidades y también enormes problemas y, en definitiva, terribles dolores de cabeza.

Este es otro frente al cual se debe atender, puesto que no sabemos qué va a pasar con esos mercados financieros cuyos cambios de idea traen la prosperidad o la devastación.

Las corrientes de entrada de capital han ido reduciéndose dramáticamente del año 2000 al 2002. Los mercados financieros, en el caso de América Latina, bajaron a la mitad y eso provocó crisis y contagios y tremendos fenómenos empobrecedores, derivados de la fuga del gran dinero. Esos castigos súbitos que obran como desastres imprevisibles, llevan a pensar que el verdadero ahorro, debe ser la base de las grandes inversiones y que ese ahorro verdadero ha de ser ahorro doméstico.

Nuestros países se han hecho extraordinariamente vulnerables a los ciclos financieros internacionales, entre otras cosas, porque hemos sustituido el esfuerzo interno por el esfuerzo externo. Eso no es bueno. De ahí nacen los problemas vinculados con lo financiero, que son los que estamos padeciendo dramáticamente.

Habrá que preguntarse si la comunidad internacional, es capaz de concebir y aprobar eso que ha dado en llamarse "una nueva arquitectura financiera internacional. No lo sé. Hasta ahora el mundo ha podido capear los temporales, la crisis de México en 1994, la asiática en 1997, la rusa en 1998. Después con menor fortuna se produjeron la caída del plan real en Brasil en el 98 y la bancarrota en la Argentina, al finalizar el 2001: y todavía ahora, vivimos envueltos en esa doble catástrofe que nos rodea. De estos fenómenos de naturaleza financiera, no hay antecedentes en la historia contemporánea. Hubo crisis bancarias y financieras desde el siglo XIX, pero creo que en este momento las crisis vinculadas a las estampidas del dinero, son fenómenos de otra índole; surgen de la globalización y traen consigo contagios nunca vistos.

Por supuesto, el aumento del ahorro interno y las exportaciones son la respuesta más prudente y la más sana; pero por supuesto, esos logros no se alcanzan de un día para otro.

Corresponde pues, atender a la inserción de capital bajo la modalidad "inversión privada". En los últimos años ha habido en el mundo un notable despliegue de inversiones directas, colocaciones de capital de riesgo. Pero ese gran apetito por la inversión no se manifiesta actualmente. Aún en países de América Latina que tienen las mejores performances económicas, el apetito por la inversión privada ha bajado notablemente y se acerca a cero.

Desde luego, hay inversiones inerciales, pero lo que interesa tener presente es esta racha de "aversión al riesgo", como se dice ahora, no solamente en América Latina sino en todas partes; retraerse es el estado de ánimo que predomina en el mundo mundializado.

Consecuencia: hay mas recesión, menos crecimiento, aumento en los "spreads", y todo eso acelera el círculo perverso: a mayor aversión al riesgo, más recesión y gira de nuevo la calesita.

Todo indica que en este contexto precautorio, las inversiones privadas van a ser cada vez mas selectivas; más precisamente dirigidas a los países que ofrezcan mejores condiciones. Va a haber, como decía Michel Camdessus, una especie de concurso de belleza. Aquellos países que ofrezcan perspectivas halagüeñas, mayor seguridad jurídica, conducción económica más sabia, gobierno más creíble, recibirán inversiones; y los que no, se quedarán sin nada, no tendrán crecimiento y al empobrecerse, verán degradarse su cualidad de vida. Creo que en esta materia hay que ser realista, "pragmáticos" como dijo el Vicepresidente, Hierro López.

(COMENTO: Si se quiere conocer un ejemplo de sabiduría capitalista en este preciso aspecto, léase el fulgurante artículo sobre Shangai, que se publica en esta mismo página). Agrega Iglesias:

"Sucede que estamos y seguiremos estando en un período de inversiones flacas, salvo precisas excepciones. Y si bien esta aflojada del mercado del dinero puede cambiar en algunos años, en el futuro inmediato estas serán las reglas del juego; y no está en nuestras manos, cambiarlas. Hay que saberlo y hay que formarse una idea clara de lo que cabe esperar, para antes y después del 2005.

4) La política doméstica cuenta mucho. Celebro lo dicho por el General Seregni en su presentación, porque es determinante que operemos sobre la realidad con la cabeza despejada. Para navegar en este mundo de incertidumbres, una política de Estado es fundamental.

No solamente la estabilidad económica y los buenos balances macro económicos son necesarios para beneficiarse y obtener la confianza internacional, también cuenta y mucho, la perspicacia: ver en cada momento hacia dónde se orienta el mercado global y cuáles son las estructuras productivas más apropiadas para entrar al mercado, acompañando sus cambios.

5) El país ha hecho avances importantes. A veces no nos damos cuenta de lo diferente que es el Uruguay actual, de aquel país que estudió la CIDE, hace 40 años. Se han hecho muchas cosas: hay expansión de la producción y hay nuevos horizontes. Hay empresarios uruguayos que se mueven por todas partes con la valijita, vendiendo productos básicos, software y otros servicios.

El tema al cual más debemos atender es, precisamente, la relación entre el Estado y el sector privado; hay que redefinirla más allá de las ideologías. Sin aumentar el Producto, ningún propósito político tendrá los medios necesarios para cumplirse.

Creo que cada país hace lo que más le conviene. Pero algo se ha hecho indiscutible: en el mundo en el cual estamos viviendo, la mejor manera de no ser vulnerables, es tener una visión clara de las responsabilidades recíprocas en la relación Estado-empresas privadas. Esa interacción acertada, le permitió a los asiáticos salir de la recesión en el término de un año. Tenían más medios, es verdad, pero hay que destacarlo una y cien veces: la política doméstica es lo decisivo. Y cuando esa política, por razones partidarias bloquea o se bloquea, mueren las perspectivas.

Diría de nuevo lo que dijo el General Seregni. Todos sabemos que los márgenes son muy estrechos para un país pequeño, pero también son muy grandes las oportunidades para quienes se mueven con habilidad, dentro de esos márgenes. En el mundo de hoy, ser pequeño no es un problema. Es una oportunidad".

¿HAY SALIDA? "Soy optimista. Si procedemos con sagacidad en los frentes que acabo de mencionar, podemos tener alternativas que nos den satisfacción dentro de un país que sigue viviendo en democracia, en tolerancia, en progreso, en una dinámica creativa muy grande y que, al mismo tiempo, es capaz de resolver el tema social, mejor que los demás. Mucho hemos conseguido. Hay que comparar para ver lo que se ha hecho. Pero mucho más podemos conseguir, si en cada encrucijada elegimos lo más adecuado. Tenemos que actuar con seriedad frente a los problemas, sin perder de vista las posibilidades reales. El pesimismo como receta es malo; estimula en los ricos, el egoísmo; y en los pobres, la desesperanza. Ni el egoísmo ni la desesperanza nos van a sacar de este atolladero en el cual estamos; hay que mirar hacia delante con confianza en nosotros mismos".

 

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